Sus caritas lo dicen todo. No guardan orden de tamaño, raza, ni edad,
todos tienen el mismo derecho. Me gustaría poder llegar a vuestro convencimiento de que un cachorro no puede ser el regalo de un cumpleaños, ni de unos "Reyes Magos", o simplemente un capricho pasajero que puede "reponerse" por otro en cualquier momento.
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